Gabriel y Diego Franco Benítez, dos payoyos ejemplares
Hoy hemos estado leyendo en el blog "Sed Valientes" (en este enlace) un elogio de dos jóvenes payoyos, los hermanos Diego y Gabriel Franco Benítez, y nos ha dado mucha alegría leer las palabras de Jesús Rodríguez Arias.
Conocemos a los dos hermanos desde su nacimiento, y a su familia también, y realmente tiene mucha razón Jesús, son dos jóvenes extraordinarios, y, como muchos otros jóvenes de la sierra, conservan valores e ideas que los hacen especiales.
Reproducimos íntegramente el texto de Jesús Rodríguez, que puede ser leído aquí
* DESDE VILLALUENGA: A DIEGO Y GABRIEL FRANCO BENÍTEZ.
En
un mundo donde se desprecia el mérito, el esfuerzo, el sacrificio, la
voluntad, las obligaciones, el saber estar en todo momento y ocasión, el
respeto, la educación, la humildad y donde lo que vale es llegar al
lugar pretendido arrasando a cuantos tenga que arrastrar comprobar que
existen jóvenes que prefieren lo primero a lo segundo es motivo de
alegría y esperanza para que este enrevesado y mustio mundo vaya
progresivamente a mejor.
Hoy, desde la
lejanía que me da el estar a unos kilómetros de mi bendito pueblo de
Villaluenga del Rosario, quiero escribirle y dedicarle este post a unos
jóvenes que recientemente han terminado brillantemente tanto su carrera
universitaria en la romántica ciudad de Cádiz como sus estudios de
bachillerato en Ubrique con idea de empezar, el segundo, estudios
superiores.
Os hablo de Diego y
Gabriel Franco Benítez, de una de las Familias más respetables y
queridas de este bendito lugar, que hace poco el primero terminó sus
estudios universitarios y ya ostenta la titulación académica de:
¡Maestro!
Pero Diego, al igual
que su hermano Gabriel, que son jóvenes con las mismas inquietudes,
sentimientos, con los mismos proyectos de vida que los demás, son a su
vez un ejemplo a seguir en un amplio sentido. Son personas educadas, que
asumen con voluntad y dosis de sacrificio sus obligaciones, que tratan a
todos con el respeto que da la educación y la humildad transmitida de
generación en generación.
Aparte de sus
estudios universitarios, en el caso de Gabriel en el instituto, aparte
de los exigentes rigores académicos y las horas sin fin de estudiar
cuando se encuentran en Villaluenga en vez de descansar se oxigenan
trabajando ayudando a su padre con el ganado, pastoreando por los campos
o cuidando con detalle la nave donde descansan las payoyas cabras que
tanto renombre dan a nuestro pueblo. Lo mismo los ves en el campo que
ayudando en lo que sea en el restaurante familiar “Ana Mari” situado en
plena calle Mártires y es cuando terminan todas sus tareas a las tantas
cuando se les ve tomando una cerveza junto a sus amigos o dedicados a
los preparativos del Toro de Cuerda, montando la blanca yegua o
atendiendo asuntos personales cuando tienen cuando el sol lleva tiempo
ocultado bajo la negrura de la noche.
¿Qué queréis que os
diga? Para mí Diego y Gabriel son un ejemplo a seguir porque yo que
provengo de la triste ciudad no es normal esta actitud entre nuestros
jóvenes que se dedican al estudio y cuando tienen tiempo libre lo
dedican a sus habituales esparcimientos y a divertirse. No le hablemos a
muchos jóvenes instalados en la comodidad que trabajen y estudien no
para sacar España adelante, que por la cuenta que les trae ya es motivo
suficiente para ello, sino para sacar adelante a su propia Familia
porque así ha sido de generación en generación. Haber los hay seguro
aunque lo que predomine a simple vista sea lo contrario.
No olvidemos nunca
las vitales y necesarias enseñanzas que nos aportan nuestros pueblos
porque en ellos encontramos la pureza de la hospitalidad, de la
tranquilidad, de saberte siempre acompañado, del trabajo bien hecho, de
las obligaciones fielmente cumplidas, de atención y protección a
nuestros mayores, del sano cuidado de nuestros hijos, de la satisfacción
del deber cumplido, de la pureza devocional de la fe vivida desde
dentro para fuera, de la exquisita educación con todos y en todo lugar.
Hoy 31 de julio, día
de San Ignacio de Loyola, he querido dedicar estas simples palabras
cargadas de hondo sentimiento de aprecio y sobre todo respeto y
admiración a dos jóvenes que para mí tienen tan alta consideración.
¡Gracias Diego y Gabriel por ser como sois¡ ¡No cambiéis nunca!
Recibid, mis
queridos amigos, un fuerte abrazo y que Dios os bendiga a vosotros, a
vuestra querida Familia y a toda nuestra bendita Villaluenga del
Rosario.
Jesús Rodríguez Arias
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